Cuando un rayo de luz cambia de medio atravesando una superficie, si no lo hace de forma perpendicular a la misma, sufre una desviación en su dirección conocida como refracción. La óptica física aprovecha esta propiedad para diseñar lentes y construir telescopios, objetivos fotográficos, o el ejemplo más sencillo, la lupa. Sin embargo el desvío que se produce es función de la longitud de onda de la luz, y así diferentes colores sufrirán una diferente refracción. Este fenómeno, denominado aberración cromática [1], produce efectos tan hermosos como el arco iris, pero tratándose de instrumentos ópticos de observación y medida es indeseable, por cuanto las diferentes frecuencias son enfocadas a diferentes distancias, y aparecen imágenes difusas.
En 1729, Chester Moore Hall encontró una solución a este problema mediante el uso dos diferentes tipos de vidrio –de Crown y de Flint-, produciendo un conjunto con una lente convexa y una cóncava que compensaban este defecto. Tratando de evitar que alguien se adelantase a su descubrimiento encargó cada una de ellas a un fabricante distinto, pero con la mala suerte de que éstos a su vez lo subcontrataron al mismo, que se dio cuenta de lo que pretendía y así, fue el óptico londinense John Dollond quien patentó el invento y quien obtuvo beneficio económico del mismo, siendo el fabricante de telescopios más reputado de la época.
Recientes estudios de científicos españoles y americanos [2], sugieren que la óptica de la visión humana corrige también este problema. Además de la aberración cromática, las lentes tienen otros defectos, y las medidas de refracción realizadas con varios individuos indican que unas imperfecciones compensan las otras. De este modo, los conos encargados en la retina de tomar imágenes para las longitudes de onda de los diferentes colores alcanzan la misma resolución espacial, apareciendo todas ellas enfocadas correctamente.
[1] Aberración cromática, de Wikipedia
[2] James S. Mclella, Susana Marcos, Pedro M. Prieto & Stephen A. Burns, ‘Imperfect optics may be the eye's defence against chromatic blur’, Nature 417, 174 - 176 (09 May 2002);
No hay comentarios:
Publicar un comentario