5 de agosto
Volamos a Keflavik (el aeropuerto internacional a 50km de Reykjavik), llegando a las 2AM. Poco antes de aterrizar vemos el volcán Fagradalsfjall y su pirocúmulo desde la ventanilla. No compramos SIM locales porque hay un acuerdo de roaming con la UE. Además de mapas digitales en el teléfono traemos el mapa de carreteras de Freytag & Berndt, siempre de lo mejorcito. El plan es carretera y manta.
Pero antes tengo un regalo en el aeropuerto. Me caigo con la mochila y demás carga y además de hacerme heridas por medio cuerpo probablemente me rompo una costilla.
6 de agosto
Salimos sobre las 10am para hacer el recorrido turístico más típico de Islandia, el Círculo Dorado en el entorno de Reykjavik. La carretera hacia la capital es la única con doble carril que vimos en toda la isla. En la circunvalación paramos en un súper para coger algo de comida y agua; la intención es no parar a comer hoy. Son sorprendentemente caros. Y empezamos ya a pagar todo con tarjeta/móvil. Haciendo cálculos al final del viaje las comisiones son del 2% y la comodidad lo vale. Sacamos en cajero muy pocas coronas (unos 200€ al cambio) por si en algún sitio no había línea para las TPVs. Una gran cantidad de surtidores de gasolina del país están desatendidos y sólo se puede pagar con tarjeta. La gasolina en cambio no es tan cara, unos 10 céntimos más por litro.
La primera parada del círculo dorado es Þingvellir. Es un lugar de importancia histórica -dicen que es el primer parlamento democrático del mundo, que se celebraba al aire libre- y también geológica: se trata de un valle en mitad de la dorsal mesoatlántica, una parte está en la placa continental europea y otra en la americana, separándose varios centímetros al año.
También hay un lago en el que se puede bucear para ver -y tocar- las paredes de la hendidura de la dorsal. Está bastante concurrido pero es accesible y muy bonito, los muros del lado americano son impresionantes. En el centro del valle hay una iglesia con poco xeito y la residencia de verano del primer ministro (y antes del rey), sorprendentemente sencilla.