miércoles, marzo 22, 2023

Elegir un telescopio de iniciación


Hay docenas de artículos en la web -y posts en foros especializados- acerca de la elección de un telescopio de iniciación. También es una pregunta frecuente en las observaciones públicas de las asociaciones astronómicas. Y en muchos casos se contesta con otra pregunta, o más bien una batería de ellas.

  • ¿Para qué lo vas a usar? ¿Planetaria o cielo profundo?
  • ¿Vas a hacer observación visual o fotografía?
  • ¿Dónde vas a usarlo? ¿Cuánto peso estás dispuesto a cargar?
  • ¿Montura ecuatorial o altazimutal?

Todas esas preguntas tienen sentido para la elección de un telescopio para alguien que ya está un poco metido en esta afición, pero para alguien que quiere iniciarse la respuesta más probable a esa y otras similares será: 

y yo que sé… 

De modo que esas preguntas en ocasiones quizás no ayudan demasiado a alguien que empieza. Lo más importante de un telescopio de iniciación es que debe ser versátil y no debe costar mucho dinero, por si finalmente no continuamos con la afición. Lo mismo que sucede con una cámara fotográfica o con material para hacer deporte. Y muchos más ejemplos, supongo. Esos son sólo en los que tengo algo de experiencia personal.

Empezar en esta afición con un equipo inadecuado puede ser muy frustrante y llevarnos a abandonarla pronto. Todo lo que viene a continuación está pensado para ayudar en la elección y está destinado a alguien que se quiere iniciar. Si ya tienes experiencia seguro que podrías matizar algunas cosas, que no son más que opiniones personales. Resumir es lo que tiene.

¿Para qué lo vas a usar? ¿Planetaria o cielo profundo?

Muchas de las personas que piensan en comprarse un telescopio para empezar no conocen ni siquiera este lenguaje. No digamos ya el hecho de que sea necesario elegir qué queremos ver para usar un telescopio u otro.

Así que para empezar parece razonable pensar en algo versátil, que nos sirva para ver ‘un poco de todo’ aunque no destaque en ninguno de los campos. De todos modos no lo hará en ningún caso si elegimos un modelo económico, el que hemos fijado como ideal para empezar.


Esas dos claves, versatilidad y economía, nos llevan a un tubo reflector de tipo Newton. Los modelos con espejos de 130 a 150 mm de diámetro tienen precios parecidos y son un buen comienzo si entran en presupuesto. Saltar a 200 aumenta mucho el precio y el peso. Los modelos de menos de 130 pueden ser una opción si el presupuesto es muy justo, pero asumiendo que limitamos también qué cosas podemos ver más allá de la Luna y algún planeta.


Además del diámetro, la otra característica principal de un telescopio es su distancia focal. Cuanto mayor sea esta, más aumentos tendremos, aunque esto es una simplificación y hay otros factores en juego.

Una tentación grande al empezar es pensar en que cuanto mayores sean los aumentos, mejor será la experiencia, pero no creo que sea una buena idea un tubo muy largo. Entre 650 y 750 mm puede ser un buen punto de partida para un Newton con esos diámetros.

Y una advertencia importante: si esa distancia es mucho mayor que la longitud física del tubo, hay que desconfiar: están haciendo alguna trampa.

¿Vas a hacer observación visual o fotografía?

Aún no he estado en una observación pública en la que alguien no intente hacer una foto con el móvil a través del ocular del telescopio. Con un telescopio muy sencillo y un poco de maña y paciencia se pueden hacer fotos muy resultonas de la luna.

Más allá de eso, hacer fotografía supone invertir en una cámara que puede costarnos más que el telescopio, además de otras serie de accesorios complejos y también costosos. También debemos aprender mucha técnica fotográfica, de movimiento celeste y de procesado de imágenes. E invertir innumerables horas en toma de imágenes en algunos casos.


La astrofotografía es mucho más cara y compleja que la observación visual. Así que para empezar, fotos de la luna con el móvil y poco más.

¿Dónde vas a usarlo? ¿Cuánto peso estás dispuesto a cargar?

Quizás esta sea la pregunta más fácil de responder. Aunque no hayamos escuchado nunca ‘Bortle’ ni visto un mapa de contaminación lumínica, más o menos todos conocemos un sitio cercano donde tenemos un horizonte un poco despejado y no hay docenas de farolas apuntando hacia arriba.

 


Esta limitación también dependerá de si disponemos o no de transporte propio, pero en cualquier caso un telescopio económico de iniciación no será muy pesado.

El peor telescopio del mundo es el que no sacamos nunca del trastero, y eso puede suceder por pereza. 

¿Montura ecuatorial o altazimutal?

¿Lo cualo? anda, ya estamos otra vez con la jerga (léase con la entonación del Gañán de Muchachada Nui).

Para sostener el telescopio y movernos apuntando a un sitio u otro del cielo necesitamos un soporte estable. Y no, un trípode de fotografía no vale para ello. Ese soporte se compone de unas patas -salvo en un observatorio donde será una estructura fija- y una montura, la cabeza que se sitúa entre las patas y el tubo del telescopio. Siempre moveremos el telescopio en dos ejes, y es importante que tenga mandos giratorios para ajuste fino en ellos.

En las monturas altazimutales estos ejes son arriba/abajo y derecha/izquierda.

 


Son más sencillas, ligeras y baratas. Entre este tipo están las monturas Dobson, que se parecen al soporte de un cañón antiguo y tienen un precio difícilmente superable. Algunas de las que acompañan a telescopios pequeños están pensadas para poner encima de una mesa. Aunque si la mesa no es estable, nada lo será.

En las ecuatoriales también movemos el telescopio según dos ejes, pero uno de ellos es paralelo al eje de la tierra (y el otro perpendicular). 


Esto tiene dos ventajas:

  • Es más sencillo seguir el objeto que estamos observando, compensando la rotación de la Tierra.
  • Aprender mecánica celeste.

Cuanto más pesado sea nuestro telescopio y cuanto mayor sea el aumento con el que observamos un objeto, más estable deberá ser la montura. Y sí, más estable significa más pesada. Y más cara.

Los fabricantes suelen utilizar una nomenclatura para las monturas ecuatoriales avanzando en estabilidad con nombres EQ1-EQ2-EQ3-EQ5-EQ6. A las dos primeras es mejor ni acercarse, casi se moverán con el aire al pasar al lado. Yo empecé con una así y la experiencia es muy frustrante. La última -y algunas variantes de la EQ5- son para telescopios muy pesados y para fotografía.

En esa lista hay un hueco: EQ4. Y es un hueco importante, porque es más o menos la que mejor se ajusta a un tubo de Newton como del que hablamos antes. Muchos fabricantes no lo cubren. Una montura EQ3 podría no ser suficiente, y una EQ5 es más cara y pesada. La única que conozco personalmente en ese rango es la Bresser Messier EXOS 1, con buen equilibrio y peso. Además se le puede añadir más adelante un motor para automatizarla.

Existen monturas robotizadas pero para iniciarse, y sobre todo para aprender, es mejor una montura manual. He visto unas cuantas veces a gente intentando colocar una montura altazimutal automática (‘GOTO’) mientras yo ya llevaba un buen rato observando con la mía manual. Además son más costosas.

En ocasiones un kit montura-tubo es más económico que comprar las dos cosas por separado, pero igual no existe el conjunto que queremos.

Oculares y otros accesorios 

La pieza intercambiable a través de la cual vemos con un telescopio astronómico es el ocular. Cambiando el ocular es como tendremos diferentes aumentos. Un buen juego de oculares que cubra mucho rango de aumentos costará más que el propio tubo del telescopio.


Con el telescopio suelen regalarnos uno o dos oculares. De calidad muy justita por no decir cutres. Y complicados de usar para un principiante porque el orificio por el que miramos -la pupila de entrada- es muy pequeña y tenemos que atinar el ojo en ella. En las observaciones públicas uso oculares con pupila muy grande por ese motivo.

Una opción económica, versátil y con una pupila de entrada algo mayor es un ocular zoom -esto es: variable en aumentos- de calidad media. No tendrá la calidad óptica de un ocular fijo, pero por poco más de 50 euros mejoraremos mucho la experiencia con respecto a los que nos dieron con el tubo. Si mantienes la afición ya habrá tiempo de comprar más adelante algún ocular mejor.

Otro accesorio que probablemente nos entreguen es un buscador, que sirve para saber a dónde apunta nuestro tubo. Dirigir nuestro telescopio hacia un objeto concreto sin él es una tarea casi imposible para alguien sin experiencia. Mi primer telescopio tenía algo que no merecía ese nombre y si no fuera porque soy tozudo habría abandonado. Un buscador de punto rojo, que proyecta un pequeño láser de ese color en un cristal, cuesta unos 20 euros.


Si te vas a mover por sitios realmente oscuros, una linterna frontal -de tipo minero- con luz roja también es un accesorio imprescindible. Si hay otros astrónomos te agradecerán que no les deslumbres.

Y finalmente, para localizar objetos en el cielo y aprender puedes usar un planisferio o su versión moderna en forma de programa de ordenador o app para el móvil. Después de probar varios yo me he quedado con Stellarium, que puede utilizarse incluso sin instalar nada en su versión web.


Y para saber los horarios de la puesta y salida del sol y la luna está bien Photopills, aunque es de pago y eso también puede averiguarse jugando con Stellarium.

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