miércoles, abril 19, 2023

La crónica de Senegal

Esta crónica incluye algunas fotos del viaje que hicimos con Kanaga Viajes y Aventuras. La galería completa está aquí.

13 de agosto

Volamos a Dakar vía Casablanca. Llegamos de madrugada al alojamiento, que en plena noche tiene peor aspecto del real. Cuando uno lleva tiempo sin viajar a África tiende a olvidar lo oscuras que son las noches en muchas ciudades del continente. Nos han recogido en el aeropuerto, que es nuevo y está a más de 50 km del centro. Les cuesta encontrar la callejuela de nuestro hotel.

La parte antigua de Dakar está en la punta más occidental del África continental -la península de Cap-Vert- y la ciudad está creciendo más allá del istmo, trasladando también parte de las instituciones y el gobierno a la zona nueva. En ella hay muchas casas a medio construir, al igual que en otros puntos del país: se van haciendo a medida que llegan remesas de dinero de los que emigraron.

14 de agosto

Anoche no supieron decirnos cuál es nuestro horario o planning, pero temprano escuchamos voces en español y bajamos a desayunar donde nos encontramos al resto del grupo.

También conocemos a Jean Christophe, que será nuestro guía la mayor parte del viaje. Habla castellano más que correctamente: ha vivido algún tiempo como estudiante en España, en Santiago de Compostela. Es grande, tiene una sonrisa permanente y está siempre pendiente de todo y de todos, haciendo bromas a la mínima. Nos movemos en un minibús, somos un grupo de 16 viajeros. Desayunamos y cambiamos dinero, francos CFA de África Occidental (‘cefas’), utilizado por varios países como moneda común.

Nuestra primera visita es a la isla de Gorée, a la que se cruza en ferry desde el puerto de Dakar después de una larga cola bajo un sol de justicia. En el barco hay un cartel que literalmente prohíbe usar el tam tam. La isla está a unos tres kilómetros de navegación, tiene algo menos de uno de largo y estuvo completamente fortificada.




Gorée fue uno de los más importantes puntos de tráfico de esclavos de África del Oeste, hablándose de al menos veinte millones de personas a lo largo de tres siglos. En 1978 fue nombrada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y una de las visitas obligadas es la Maison des Esclaves, convertida en museo. No es muy grande y en ella pueden verse las estancias donde eran clasificados separando hombres, mujeres y niños, las celdas de castigo (cellule des recalcitrants) y las puertas por donde salían embarcados hacia América, a donde una proporción muy grande nunca llegaba.





Hay algún otro edificio colonial, muchas casas pintadas de colores vivos y una pequeña colina con un monumento conmemorativo por los caídos en la lucha por la libertad. Al lado del muelle hay mucho bullicio y mucha gente bañándose en la playa, principalmente locales que han venido a pasar el día desde Dakar.





Comemos bajo techo en una terraza cubierta con un calor asfixiante y empezamos la rutina de no beber nada que no esté embotellado ni comer nada que no haya sido cocido, frito o pasado por una parrilla.

A la vuelta nos vamos hacia el norte en dirección a Saint Louis, pero esta noche dormiremos a medio camino en el desierto de Lompoul. Es una extensión de dunas realmente pequeña, no debe llegar a 10 km2, y nos cuentan que se formó hace poco tiempo tras una serie de tormentas de arena en los años 70. Está a un par de kilómetros del mar, que se puede oír y oler. Desde el pueblo al ecolodge nos trasladan en camionetas todo terreno.




Nos alojamos en unas jaimas grandes, individuales y que tienen camas con mosquiteras y baño dentro, incluida una pequeña ducha. A la hora de la cena tenemos espectáculo de cantos y bailes tradicionales. También tenemos una bonita puesta de sol y un precioso cielo estrellado, al menos hasta que sale la luna.




15 de agosto

Desayunamos en una jaima central abierta y salimos en dirección a Saint-Louis. Por el camino vemos la vida local concentrada a lo largo de la carretera y muchos baobabs.


No es la primera vez que los vemos, pero sí con hojas y flores. También plantaciones de cacahuetes. La población local viaja en minibuses y muchas veces en taxis compartidos, viejos Peugeot 505 ranchera llenos de pegatinas, incluida la que identifica a su conductor como seguidor de un determinado Sheikh. El 90% de la población del país es musulmana. Y una de sus principales industrias la producción de cerveza.






Llegamos a mediodía a Saint-Louis, la antigua capital colonial francesa. Está en la desambocadura del río Senegal, que hace de frontera con Mauritania, y buena parte de la ciudad está en islas unidas por puentes, alguno atribuido a Eiffel. La isla de San Luis, dentro del estuario, es también Patrimonio de la Humanidad y conserva muchas casas de la época colonial. También tiene una importante tradición musical y un importante festival de jazz.


Antes de comer visitamos el mercado local al aire libre con gran cantidad de fruta y verdura fresca, legumbres, pescado fresco y desecado. También puestos de carne con su correspondiente colección de moscas.







Dejamos las cosas en el Hotel de la Residence, en un bonito edificio colonial muy bien conservado y comemos cerca, en la terraza del Flamingo, muy bien atendido y con muchas opciones de pescado y algunas pizzas.

Después hacemos un paseo en calesa por la zona más céntrica. Es un poco una turistada, pero no es una mala forma de verla.



A continuación a Guet Ndar, el barrio de los pescadores en la isla de arena que separa el estuario del río del mar. Esta vez en el minibús y sin bajarnos, Jean Christophe nos dice que no es la zona más segura de la ciudad. Tampoco es la más limpia. Vemos infinidad de cayucos de mil colores esperando para salir al mar.

Por la noche cenamos en el propio hotel, con un comedor de lujo con una comida a la altura. Algunos del grupo se van después a tomar una copa cerca del hotel.

16 de agosto

Nuestra siguiente etapa está unos pocos kilómetros al sur por la costa. Vamos a dormir en el lodge Ocean et Savanne, en bungalows distribuidos en un área grande a la orilla de un pequeño canal o laguna que separa una lengua de arena del continente. El edificio principal tiene dos plantas con unas terrazas con unas vistas preciosas y una piscina.

Desde el lodge vamos primero a salir andando al pueblo que hay al otro lado de la carretera. Nada más entrar vemos pozos de bombeo manual que me recuerdan a los proyectos de Tanzania y Mozambique. Hay casas de adobe de una planta, algunos cultivos y Acacia xanthophloea, o "árbol de la fiebre".


Después vamos a embarcar para ir en dirección norte a otra lengua de arena que separa el océano del continente, Langue de Barbarie. Es el extremo sur de la península de Saint-Louis (de unos 6 km) y junto con otras dos islas también con forma de lengua de arena paralelas a la costa forman el Parque Nacional, donde es posible ver infinidad de aves. Es una importante parada de aves en su ruta migratoria. Antes formaban una única isla, pero la desafortunada apertura de un canal artificial está haciendo que desaparezcan poco a poco.





Vemos cormoranes, charranes, gaviotas, pelícanos grises y blancos, garzas reales, ibis y muchos otros más pequeños que no conozco. También infinidad de cangrejos. Desembarcamos en la zona cercana a donde se abre al mar entre las lenguas de arena norte y sur (importante ir con sandalias que se puedan mojar). En la zona del continente hay zonas arboladas y de manglares donde vemos un águila real. Por los canales y esta apertura salen los pescadores a mar abierto. En el mar se supone que hay varias especies de tortugas y delfines, aunque nosotros no los vimos.

17 de agosto

Volvemos en dirección sur pero por una ruta más cercana a la costa, y pasamos por Mboro. Por el camino paramos a visitar otro mercado al aire libre al cargo casi en exclusiva de mujeres con vestidos tradicionales con una gama de colorido infinita.




Antes de seguir a nuestro destino de hoy, el Delta del Saloum, hacemos una parada en el Lago Rosa. En esta época del año no tiene demasiado de ese tono, que le da un alga. La principal actividad es la extracción de sal. Los hombres la extraen la costra desde ell fondo del lago a las barcas, y las mujeres la descargan y apilan para secarla en las orillas del lago. Parece un caos, pero todos parecen tener claro de quién es cada montaña.


La otra actividad de la zona somos nosotros, los turistas. Aquí acababa hasta el año 2008 el rally París-Dakar y se puede alquilar un todo terreno para que te lleven haciendo un poco el cafre por las dunas que lo separan del mar. Muy divertido, y la zona afectada no es demasiado grande.





Después seguimos camino rodeando el área metropolitana de Dakar por Thiès, el pueblo de Jean Christophe. Al sur de Dakar y antes de llegar a Gambia hay un gran delta, el del río Saloum con centenares de islas, canales de agua salobre y manglares. También es Patrimonio Mundial.

Nos vamos a alojar en la zona costera del norte en el Ecolodge Palmarin. Vamos a estar dos días, así que toca colada. Los bungalows son de barro, con puertas de caña y abundancia de fauna dentro. Nada que un buen insecticida o un gecko no solucione. Son amplios, bonitos, con camas cómodas y baño con agua caliente. Al ecolodge se cruza por un pequeño puente desde donde se pueden ver miles de cangrejos. Tiene una piscina y una playa maravillosa, con el agua a una temperatura estupenda. Y un comedor muy agradable al aire libre, aunque con la noche toca untarse bien de relec.


18 de agosto

Hoy vamos a navegar por el delta. Viajamos en una piragua o cayuco a motor por los diferentes brazos y canales que configuran este laberinto. Hay muchos manglares y en las raíces que quedan cubiertas y descubiertas alternativamente por la marea hay moluscos. Volvemos a ver infinidad de aves.






Desembarcamos para visitar la isla y la comunidad de Mar-Lodj. Visitamos una gran iglesia redonda, algún puesto de artesanía local y callejeamos -o algo así- tratando de protegernos del sol, que está pegando muy fuerte.




Comemos una comida tradicional de plato único de arroz con pescado y pollo muy especiado en Chez Alice. Además aparte hay una salsa parecida al pili-pili del este de África para los más valientes. Después de la comida toca que nos cubran con unas telas -que luego nos venderán- y todos a bailar con las cocineras. También toca cantar una canción tradicional en wolof que nos ha ido enseñando Jean Christophe en los trayectos en autobús.




Por el camino de vuelta paramos a visitar una aldea tradicional rodeada de una plantación de mijo. En el centro hay un montón de ropa en una especie de camastros que creemos que está a la venta y sólo cuando empezamos a ver tallas y colores nos damos cuenta de que está ahí sólo para secar, es la colada de alguien.


También un baobab gigante que dicen milenario y alrededor del cual hay un montón de tiendas de artesanía con un curioso turno rotatorio de venta según vamos llegando los grupos.

De vuelta al ecolodge tenemos la última cena con el guía. Mañana una parte del grupo continúa ruta hacia el interior, al país Bassari.

19 de agosto

Vamos a visitar la ciudad de Joal-Fadiouth en el extremo de la llamada ‘Petite-Côte’ al norte del delta del Saloum. Es famosa por ser la localidad natal de Léopold Sédar Senghor, poeta y primer presidente de Senegal, y por una isla (Fadiouth) artificial creada con conchas a la que se cruza por varios puentes.






La también llamada Isla de las Conchas es de mayoría étnica serer y cristiana, está completamente edificada, llena de callejones y por algunas zonas muy sucia. Por uno de los puentes se cruza a otra isla donde se sitúan dos cementerios, el cristiano y el musulmán. En parte del trayecto nos cae encima una buena tromba de agua. En la entrada al puente comemos en la Taverne du Pêcheur, con gran variedad de pescado y marisco.

La Petite-Côte es una franja de litoral hacia el norte y es la zona de turismo de resort del país, a medio camino entre el delta del Saloum y Dakar.



Nos vamos a quedar aquí una noches antes de volar de vuelta. Nos alojamos en el Royal Sally en el pueblo con el mismo nombre. Es un resort como tantos otros. Muy grande, bien cuidado y con docenas de bungalows de colores. Con una zona enorme de buffet libre para las comidas, una piscina y una playa privada. Tenemos una habitación enorme de dos plantas donde cabría más de una familia según los estándares al otro lado de la valla.

20 de agosto

Aprovechamos el tiempo libre para ir a un mercado de artesanía cercano en el pueblo, que está anegado por la lluvia. Camisetas, collares, imanes, pulseras… Nuestro vuelo sale tarde, así que pagamos un día extra para poder hacer uso de la habitación y el buffet.



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