lunes, agosto 28, 2023

La crónica de Indonesia

Esta crónica incluye algunas fotos del viaje que hicimos con Ambar Viajes. La galería completa está aquí.

4 y 5 de agosto de 2023

Volamos a Jakarta vía Estambul con Turkish Airlines en un Airbus A350 con los asientos apretados como si fuera un vuelo corto. Por el camino nos vamos encontrando los miembros del grupo que viajaremos juntos y nuestra guía, Eva, que ha vivido varios años en Indonesia y conoce el país, el idioma y todo lo necesario para hacernos la vida más fácil. Y siempre de buen humor y con una sonrisa.

En el aeropuerto cambiamos 200€, y como el cambio es 1€ por 16400 rupias, somos millonarios. En total gastaremos unos 460€ entre los dos en tres semanas.

Antes hemos instalado en España una eSIM de una compañía Indonesia con la App Airalo y nada más llegar activamos la línea. Tenemos un plan de datos de un mes y 5Gb -con la posibilidad de recarga online- por 15 U$D.

6 y 7 de agosto

Madrugamos y volamos a Borneo, a la pequeña ciudad de Pangkalan Bun. Desde ahí, y cruzando el río Kumai vamos a adentrarnos en la selva del Parque Nacional Tanjung Puting del único modo posible: navegando en barco -llamados klotok- por el río Sekonyer y canales a veces muy estrechos.


El barco no será sólo nuestro transporte, también nuestra casa durante dos días, con dos más de apoyo para repartirnos a la hora de dormir. La pared del dormitorio es una mosquitera. En el barco principal tenemos el comedor. En la cubierta inferior la tripulación vive y cocina. También está el baño, con una ducha peculiar pero funcional.



El objetivo es ver fauna -fundamentalmente primates y en particular orangutanes- en estado salvaje y en estaciones de conservación y reintroducción. Las estaciones -Tanjung Harapan, Pondok Tanggui y Camp Leakey- tienen pequeños muelles de madera y desde ahí vamos por pasarelas y senderos. La última estación debe su nombre a Louis y Mary Leakey, antropólogos descubridores de muchos fósiles de homínidos en África del Este y a sus discípulas, las chicas Leakey: Diane Fossey, Jane Goodall y Biruté Galdikas. La tercera ha dedicado su vida al estudio de los orangutanes. El nombre del animal viene de contraer Orang Utan, el hombre del bosque.



Los senderos terminan en una zona donde hay una especie de plataforma elevada y unas gradas enfrente. Ahí alimentan a los animales y podemos verlos. En principio parece como el zoo, pero tiene varias segundas lecturas, además de la oportunidad de fotografiarlos sin doblar el cuello y sin contraluces imposibles.




Los animales a los que alimentan los ranger han sido recuperados de cautividad o han nacido en las estaciones de conservación y necesitan temporalmente apoyo para ser reintroducidos. Ésto sólo se hace en las épocas en las que el bosque tropical produce menos fruta.


Lo que es inevitable, claro, es que a las plataformas vengan también ejemplares salvajes. El orangután es uno de los primates más cercanos al hombre evolutivamente y el segundo más grande después del gorila, llegando la subespecie de Borneo -Pongo pygmaeus- a pesar cien kilos en un macho adulto grande. Son fundamentalmente solitarios y cuando coinciden sus relaciones sociales son complejas. Más aún cuando se juntan ejemplares salvajes y reintroducidos. Estos últimos cuando son adultos tienen miedo de los salvajes, pero no en el caso de los ejemplares juveniles. Los salvajes toleran a la crías ajenas incluidas las reintroducidas, aunque a la hora de competir por la comida hacen valer su rango. En dos estaciones vemos al macho alfa de la zona, en la otra vemos a una hembra grande con una cría.





Los ranger les dan yuca y kwini, una variedad de mango muy sabrosa y olorosa que comeremos luego en el barco (Mangifera odorosa). A veces a la fiesta se unen macacos -Macaca fascicularis, muy descarados- y gibones -Hylobates agilis, más tímidos-.




En los recorridos y desde el barco vemos también otro primate endémico, el násico o mono narigudo -Nasalis larvatus-. Cuesta verlos porque cuando más salen de la selva hacia los canales es por la tarde noche para dormir en las copas de los árboles, que son muy altos. En las copas de algunos árboles también vemos los nidos que hacen los orangutanes para dormir y orquídeas gigantes.





De la primera estación volvemos cuatro del grupo un poco antes con el guía local. Los demás sufren el diluvio universal. En pocos minutos se desata una tormenta bíblica y llegan al barco calados hasta los huesos. No será la única en Borneo.

La segunda noche dormimos cerca del río principal para llegar pronto al aeropuerto al día siguiente. Amarran los barcos a palmeras en la orilla. Está despejado y tenemos la oportunidad de ver un cielo algo diferente al de aquí, con la Cruz del Sur, con Sagitario y Escorpio casi en el cenit, y de madrugada Orión y casi todo el hexágono de invierno. También miles de luciérnagas que hacen que la orilla parezca llena de árboles de Navidad.

8 de agosto

Volamos a Semarang, en el norte de Java Central y desde ahí comenzamos nuestro recorrido por las carreteras de Java. Son malas y tienen un tráfico terrible, así que los desplazamientos son lentos. Además la manera de conducir es bastante particular por decir algo. Al principio asusta, luego te acostumbras y al final hasta hace gracia. Viajamos con Aan, nuestro guía local en Java, que habla bastante bien el español.

Nuestro destino de hoy es Jogjakarta, y visitaremos primero el pequeño templo budista de Mendut, construido en el S.IX y que junto con el de Borobudur que visitaremos luego y el de Pawon forman un conjunto reconocido como Patrimonio Mundial por la Unesco. El de Mendut es el más antiguo.



Fue recuperado en el S.XVIII desenterrándolo de cenizas y maleza. Es de planta cuadrada y en el interior de la cámara principal hay tres grandes estatuas. Para acceder a ella hay unas escaleras que también permiten subir a una terraza que la rodea y según la tradición budista debe recorrerse manteniendo el templo a tu derecha. Está rodeado de un jardín muy bien cuidado con un impresionante ficus benjamina lleno de lianas. También hay una campa llena de piedras de las partes aún sin reconstruir del templo.

A continuación tenemos una cita para ver el más grande e impresionante del conjunto: el templo budista de Borobudur. Se trata de una estupa, un templo funerario construido apilando rocas aprovechando una colina natural, y es el monumento budista más grande del mundo. Después del COVID han limitado mucho el acceso -1200 personas al día- y tenemos una cita con guía y horario limitado. También la obligación de ir con unas chanclas incomodísimas que están incluidas en la entrada.

Nuestro guía habla español y hace chistes bastante fuera de lugar; esto será una constante a lo largo del viaje.

Consta de seis plataformas cuadradas y encima de ellas tres circulares. Desde arriba aparenta un mandala. En ellas hay más de 2500 paneles con escenas en relieve y 504 estatuas de Buda. Se estima que se construyó entre los años 750 y 825 d.c. Ha pasado por varias restauraciones -empezando por desenterrarlo de ceniza y vegetación- hasta la más reciente que lo hizo Patrimonio Mundial por la Unesco.



En las plataformas superiores hay una especie de campanas que contienen estatuas de Buda, algunas abiertas. Son 72 rodeando una más grande a la que ahora no se puede acceder. Toda la construcción está hecha sin mortero, con piedras machihembradas. Uno se podría pasar horas aquí, pero el horario es limitado. La otra cara de la moneda es que estamos relativamente solos, antes entraban hasta 50 mil personas al día.



Nos instalamos en el hotel Gallery Prawirotaman y cenamos algo rápido cerca, en una calle muy bulliciosa.

9 de agosto

Salimos caminando por un barrio tranquilo -Prawirotaman- para ver varias cosas en Jogjakarta, la capital cultural de Java.

Visitamos un taller de Batik, una técnica para pintar telas o lienzos. Se utilizan diferentes tintes naturales y ceras para reservar zonas de éstos en diferentes capas en un proceso que puede durar días. Al final se hierve para eliminar las ceras y se fijan los tintes. Se extiende por todo el sudeste asiático, pero sólo la original de aquí está considerada por la Unesco como Patrimonio Mundial. También tienen versiones no tan artesanales y más baratas.


La siguiente visita es el palacio del Sultán. Aunque Indonesia es una república, en Jogjakarta sigue existiendo un sultanato y su máximo representante, aunque con atribuciones poco más que testimoniales. El palacio en sí no es muy llamativo, pero están realizando una actuación musical y con marionetas muy bonita. La música viene de diferentes campanas, tubos y otras formas metálicas que golpean con sutileza.




Luego vamos a ver un taller de marionetas para el teatro de sombras, tradicional aquí y que se fabrican con piel de búfalo. Se hacen con varias piezas articuladas y unos palos para moverlas. Es un pequeño callejón que aloja el taller y la pequeña exposición y tienda.



El Sultán también tiene una casa de baños -Taman Sari- con diferentes estancias y varias piscinas. El complejo es enorme, pero la parte visitable no tanto, aunque es muy bonito y sin duda debía ser muy práctico, hace muuucho calor. La leyenda dice que el sultán mandó ejecutar al arquitecto para que nadie conociese las estancias ocultas.



También visitamos un mercado local, donde podemos ver otra vez una cantidad espectacular de frutas tropicales difíciles de ver por aquí aunque ya conocíamos -casi todas- de Vietnam o Sri Lanka. Jackfruit, dragonfruit, lichi, durián y mangostino entre otras. También la fruta de la serpiente, con una piel en escamas que no habíamos visto antes. Eso y guindillas por todas partes para hacer sambal, la salsa picante local. En otros puestos hay huevos de pato en salazón, de color azulado.





Por la tarde visitamos el complejo hinduista de Prambanan. Se trata de muchos templos similares en su estructura y dedicados a la tríada de Brahma, Visnú y Shivá. Fueron construidos en el S.IX. La forma básica es una pirámide cuadrada con una escalera que da acceso a una terraza con bajorrelieves y una cámara donde hay representados los distintos dioses. El conjunto es impresionante y eso que sólo una parte está reconstruido. Hay aún miles de piedras por ordenar.





Para finalizar el día vemos ponerse el sol en otro templo, Candi Sewu, a 800 metros al norte de Prambanan y que se considera que forma parte del conjunto. Se trata también de un gran complejo de templos (249), muchos por reconstruir después de un terremoto en 2006. Hay uno central y varias coronas con forma cuadrada alrededor. Tiene cuatro entradas orientadas a los puntos cardinales y flanqueadas cada una por dos estatuas enormes de guardianes.




Por la noche vamos con Eva a ver un poco de la vidilla local y a cenar gudeg, un estofado de vaca con un punto dulce de jackfruit. Estamos en un gudang (restaurante) local y pagamos menos de dos euros por cabeza.

Volvemos al hotel en varios Becak, parecidos a los tuc-tuc que hay en otros países de Asia pero con una diferencia importante: en estos vas sentado por delante del conductor, así que el parachoques eres tú.

10 de agosto

Nos empezamos a desplazar hacia el este de la isla de Java. Desde Jogjakarta comenzamos el recorrido en tren, mucho más rápido y cómodo que la carretera. Los vagones de la clase eksekutif son estupendos, mejores que muchos trenes de aquí.



Desde nuestro final de ruta en Jombang cogemos un autobus y luego unos todo terrenos para acercarnos a la cadera del volcán Bromo. Estaba programado subirlo mañana, pero hemos llegado muy bien de tiempo y lo subiremos hoy. La ventaja es que lo veremos con mucha menos gente de lo habitual.


Es una ruta atravesando lo que llaman el mar de arena (en realidad es ceniza volcánica), luego una zona llena de cárcavas de erosión con una pequeña subida y finalmente una escalera empinada que nos lleva al anillo del cráter. Está saliendo una fumarola de azufre, huele a huevos podridos y del fondo viene un sonido bronco. Sin saber que no se puede, algunos avanzamos por el borde del cráter a un punto un poco más elevado. Luego bajamos todos y llegamos al alojamiento sin luz y con las linternas frontales. Cenamos ahí mismo, en el hotel Lava View, el único sitio posible.




11 de agosto

Madrugamos -3am- para subir a un mirador desde donde se tiene una vista espectacular del conjunto del Bromo. Es una subida corta pero intensa, con una pendiente muy fuerte en algunos tramos. Mientras esperamos a que amanezca pasando frío hago algunas fotos del cielo con trípode. Hacia el sur está Orión y buena parte de su compañía incluidas las Híades y las Pléyades. Al salir el sol podemos ver el Bromo y otros volcanes del macizo de Tengger, una vista impresionante que incluye todo el trayecto de ayer. A primera hora la fumarola es muy densa, luego se disipa con el viento.




Bajamos, volvemos al logde en jeep, desayunamos, carretera y manta. Hoy viajamos hacia Kalibaru y llegamos al hotel Margo Utomo con tiempo de tarde libre para piscina y masaje.




12 de agosto

Antes de salir vemos en la parte de atrás del hotel e integrado en el conjunto plantaciones de vainilla, cacao, café y muchas otras cosas junto con un establo de vacas lecheras.





Hoy iremos al parque nacional de Meru Betiri en Sukamade, a donde llegaremos otra vez en jeeps por una pista forestal tortuosa después de caminar un poco por una playa idílica y ver un pueblo de pescadores (ilegales). Podemos evitar algún rodeo vadeando varios ríos con poco caudal.








Antes de la pista forestal, por el camino paramos en otro mercado local, con un curioso puesto de farmacia tradicional. También en una plantación de caucho.





Hoy dormiremos en un alojamiento un poco rústico -Wisma Kebun- pero con camas cómodas y desde donde haremos dos actividades. Es la única opción dentro del parque. Damos un paseo por el pueblo esperando a que anochezca y después nos llevan al centro de interpretación del parque nacional, desde donde caminaremos con los ranger para intentar ver una tortuga desovando. A esta playa vienen cuatro especies: tortuga laud (Dhermochelys coriacea), tortuga olivácea (Lepidochelys olivacea), tortuga verde (Chelonia mydas) y tortuga carey (Eretmochelys imbricata).


Después de esperar un rato en silencio y completa oscuridad -hay luna nueva- los ranger nos avisan de que hay una puesta en el otro extremo de la playa y emprendemos una carrera loquísima hasta llegar al sitio. La única luz que tenemos para verla es la linterna de un ranger, y al final, por algún motivo no muy claro abandona la puesta antes de empezar. Nos dicen que volverá a intentarlo en los próximos días. Las normas del parque indican que sólo se puede ver una tortuga por noche así que nos marchamos después de ver cómo vuelve al mar.



13 de agosto

Madrugamos de nuevo para volver a ir al centro de interpretación y conservación del parque. La actividad de hoy es soltar en la playa tortuguitas de 3 días de vida. Cuando encuentran a tiempo una puesta, trasladan los huevos a un vivero protegido en el centro y esperan a que eclosionen. En un paseo posterior por la playa vemos varias puestas saqueadas por los depredadores como jabalíes, lagartos, monos y otros. Sólo quedan las cáscaras de los huevos.




Para terminar hacemos un corto trekking por la selva viendo diferentes especies vegetales incluida la raflesia, la flor más grande -y una de las que peor huele- del mundo. La floración dura sólo 2 ó 3 días y no tenemos suerte, veremos sólo media docena de capullos.


Salimos del parque con los jeeps de nuevo y nos dirigimos al siguiente destino, Banyugwangy. Por el camino paramos a ver cómo se elabora el azúcar de coco. Nos alejamos en el hotel Santika, probablemente el mejor del viaje. Un rato de piscina, cenamos y nos vamos a dormir muy pronto, mañana madrugamos. Aunque no sé si es la mejor expresión para definir que nos vamos a levantar a la 1:30.

14 de agosto

De madrugada vamos a iniciar la ascensión al volcán Ijen (700m de desnivel y unos 10km ida y vuelta). Es un camino con fuertes pendientes al principio y por una pista de tierra donde es fácil resbalar. Vamos en dos grupos según la forma física, aunque hay mucha más gente subiendo.

Según empezamos la subida un grupo de italianos dice ‘piano, piano’; nuestra guía contesta ‘guitarra, guitarra’. Es posible subir en una especie de carro tirado y empujado por dos personas. Algunos turistas, probablemente chinos, lo hacen así. Los carros son adaptados de los que usaban -y siguen usando- para extraer azufre del cráter. Hay muchos vendedores ofreciendo guantes y gorros, hace bastante frío; estamos a más de 1800 msnm.

Una vez que llegamos al anillo del cráter la pendiente baja mucho y el camino es más sencillo, aunque no apto para los carritos. Desde este punto se puede bajar al cráter, aunque debe hacerse con máscara integral filtrante.

Por el camino del anillo al otro lado del cráter vemos la laguna turquesa, una fumarola saliendo de la zona de extracción de azufre y árboles quemados. Esperamos a ver salir el sol e iniciamos el descenso. El grupo más lento hemos tardado dos horas en subir. La bajada hay que hacerla con mucho cuidado, resbala mucho.




Volvemos al hotel, desayunamos y hacemos el camino hacia el ferry que nos cruzará a Bali. Es un trayecto corto y hay mucha frecuencia de barcos. Lo que no es muy corto es el desplazamiento de bus a Ubud, la ciudad donde nos alojaremos. No está muy lejos, pero el tráfico en Bali es demencial, con casi toda la isla urbanizada y medias de menos de 25 km/h.




Bali es la isla de los mil templos, con mayoría hinduísta. Los hay por todas partes, casi cada kilómetro o menos.

Llegamos al hotel Pertiwi Bisma 1. Está muy cerca de las calles del bullicio y la fiesta, pero no tanto como para que llegue el ruido, es muy tranquilo. La parte de atrás da a la selva, y por los jardines entre edificios a veces hay serpientes. El hotel no está muy bien mantenido pero cumple los mínimos -ducha, descaso y desayuno-. La primera noche cenamos en él para acostarnos pronto, ha sido un día muy largo.

15 de agosto

La agencia local en Bali nos ofrece varios tours con actividades y Eva por su cuenta nos monta uno personalizado. Así que nada de fiesta y descanso en el hotel.

Hoy vamos a hacer un recorrido empezando por el templo de Taman Ayun, rodeado por un estanque, al que debemos entrar cubiertos por un pareo -sarong- los que hemos venido en pantalón corto.






Después vamos a otro templo a la orilla del mar -Tanah Lot- que tiene algunas partes sólo accesibles en marea baja y unas vistas preciosas.





La tercera parada es para caminar un poco por los arrozales en terraza de Jatiluwih -Patrimonio Mundial de la Unesco- y comer de buffet en una terraza con vistas.



Finalmente visitamos el templo de Ulun Danu en las orillas del lago Bratan, uno de los más grandes de Bali. El templo es bonito pero ahora está rodeado por una especie de parque temático horroroso.



Cenamos en la calle principal en un sitio muy bonito. No recuerdo bien qué cené, pero sí qué bebí. Una Bintang large. Mi cerveza anual. Sólo una.

16 de agosto

Hoy hacemos el tour que nos ha personalizado Eva. Empezamos en el templo de Goa Gajah, la cueva del elefante, que tiene una pequeña ermita excavada en la roca y agua por todas partes. Ubud alterna grandes zonas urbanizadas con pequeñas zonas de selva en escasos metros. Aquí también entramos con sarong.






La siguiente parada es el templo de Tirta Empul. Esta vez no nos pondremos un sarong sino dos: uno para movernos por el complejo y otro para meternos en unas piscinas con unos chorros en un ritual de purificación. En cada uno hay que mojar el cuerpo, la cabeza y la cara, por ese orden. Y hay que saltarse dos, que son para los muertos.



A continuación vamos al pueblo de Penglipuran, que conserva las tradiciones y la arquitectura tradicional balinesa. Aunque las casas están en uso por familias, el gobierno les ayuda a mantenerlas en su estado original y se pueden visitar. Parece un poco un parque temático.





Acabamos el día en la playa de Jimbaran, al sur de la isla. El plan es caminar un poco, bañarse y a una cierta hora comprar en el mercado de pescado. La compra nos la cocinarán a la parrilla en un restaurante que está al lado, con las mesas en la arena de la playa. La oferta del mercado es infinita con peces de colores poco habituales (pez loro verde), y otros más comunes como la garopa, un pequeño mero rojo que hay en Canarias y Cabo Verde; nosotros nos cogemos un par de langostas (40€ al cambio). En el restaurante pagamos las bebidas y 1€ por kilo la cocina.








17 de agosto

Hoy tenemos un plan diferente. Vamos al puerto a coger un barco rápido (6 fuerabordas Arousa style) a una isla cercana, Nusa Penida. Una vez allí nos llevan en dos coches (por las carreteras no caben furgonetas) a diferentes sitios. El primero es un embarcadero donde montaremos en una lancha para ir a hacer snorkel.

Buceamos en tres sitios, el primero de ellos muy especial. Es Manta Point y hay mantarrayas gigantes (Mobula birostris). Las vemos desde la borda, me echo al agua inmediatamente y me da el tiempo justo para verlas y hacer un par de fotos. Aunque parezca que se mueven lentamente van muy rápido. Tendrán unos cuatro metros de envergadura pero son filtradoras (no tienen dientes) y no tienen aguijón como otras rayas.



En el siguiente punto hay corales y peces de colores. Y en el tercero hay muchos más peces, incluido el pez trompeta.



El segundo plan es playa. Vamos a Crystal Beach y afortunadamente llegamos a tiempo de alquilar una tumbona con sombrilla, porque el sol pica a dolor ahora mismo. Lo de Crystal debe ser irónico, porque el agua es muy turbia. Comemos en la misma playa y seguimos camino.


Antes de marcharnos vamos a un mirador desde donde se ve (tambié se puede bajar) una playa que es la que sale en todas las fotos cuando se busca Nusa Penida en Google. Hay cola para hacer fotos desde el mirador arriba de los acantilados, pero nosotros nos ‘conformamos’ con una vista un poco separada de la foto que tendrán todos, que será idéntica.

Llegamos justo a tiempo del barco de vuelta de las 4. El hotel nos invita a todos a cenar, pero estamos muy cansados, mañana se madruga y nos vamos a dormir.

18 de agosto

Hoy es lo que Jordi Solans, guía de Kananga, llamaría un día de transición. Lo que viene a ser desplazarse y no hacer nada. Volamos de Bali a Makassar, en la isla de Sulawesi, y ahí cogemos dos furgonetas para ir al norte, a Tana Toraja. Es un recorrido de 8 horas que con paradas se convierten en 10.

Nos vamos a quedar en el Luta Resort Toraja en Rantepao. Llegamos tan cansados que compramos leche y galletas en el supermercado de al lado del hotel, cena rápida y a la cama.

19 de agosto

El plan de estos días puede variar. La etnia Toraja tiene unas tradiciones funerarias muy particulares y es lo que vamos a tratar de ver: un entierro. Pero antes hay que buscarlo. Un grupo anterior a nosotros lleva varios días sin mucho éxito. Nosotros tenemos más suerte y el primer día en Toraja nos avisan de uno.

Los Toraja no entierran a sus muertos inmediatamente, sino cuando consideran que el alma se ha ido. Mientras tanto el cuerpo sigue en casa, se le da conversación, se le cambia de ropa y hasta va a celebraciones como bodas.

El que vamos a presenciar es el de una señora que murió hace 4 años con 96. Y debía ser muy conocida o importante, ya que familiares, amigos y vecinos traen una gran cantidad de ofrendas. Cuento más de 20 búfalos de agua y por lo menos 4 veces más cerdos. Esto es un arma de doble filo, las ofrendas son a la vez deudas a cumplir cuando muere alguien de la familia donante.

Los funerales duran al menos 4 días y parece que estamos en el segundo; hoy están haciendo inventario -público, con megafonía, escribano y registro en video- de todas las ofrendas, pero en principio hoy no matarán ningún búfalo. Estamos en una plaza rectangular no muy grande y en el centro, atados por la nariz con una cuerda que da muy poca confianza hay cuatro búfalos enormes. Todos pensamos en San Fermín. Nos quedamos un rato viendo el inventario y desfilar a familiares y amigos y nos vamos.







Pero antes de llegar al funeral hemos tenido un incidente. Miriam ha salido a la cuneta para dejar pasar a un vehículo y se ha clavado en la planta del pié una astilla de bambú de casi 25 centímetros, por lo que hay que evacuarla a un hospital a Rantepao para una cirugía menor que afortunadamente sale bien.

Después del funeral vamos a ver varios sitios relacionados con la cultura Toraja. Primero un complejo megalítico de Kalimbuang Bori, lleno de menhires, que forma parte del conjunto de elementos de la cultura Toraja que son patrimonio mundial. También hay enterramientos en cavidades excavadas en rocas.



La siguiente visita es un conjunto de edificaciones tradicionales que tienen forma de barco. Las más grandes son viviendas y las menores son graneros o más bien hórreos. Están en una especie de pueblo artificial en donde se puede ver cómo eran los tejados antes. La forma de las casas y hórreos la veremos continuamente durante estos días, aunque ahora tienen el tejado de chapa.

Después vemos dos sitios funerarios. En uno de ellos subimos por una pista en paralelo a una pared de roca llena de ataúdes y calaveras humanas. Arriba de todo hay una pequeña cueva. En el otro y al final de una larga línea de tiendas de artesanía hay otra pared con balcones y muñecos -llamados Tau-Tau- tallados y pintados para recordar a los difuntos. Volvemos al hotel y con una parte del grupo hacemos una salida final a una tienda de café.





Cenamos en el café Aras cerca del hotel. Yo tomo un filete de búfalo.

20 de agosto

Hoy dejamos la habitación y la mayor parte del equipaje en una oficina habilitada como consigna en el hotel y salimos con equipaje ligero para dormir una noche fuera. Vamos a hacer un trekking cruzando bosques, arrozales y pueblos a ritmo muy tranquilo durante casi todo el día. El destino final es un pueblo donde dormiremos repartidos en dos casas tradicionales.








También nos darán de cenar de forma muy abundante y muy rico todo. Hoy podemos dormir más tiempo que otros días. O más bien lo que nos dejen los gallos del pueblo.

21 de agosto

Desayunamos y caminamos un rato hasta que nos recogen en un camión, hoy toca rafting en un río que en esta temporada lleva poca agua y los rápidos son de un nivel o grado 1-2 en una escala que llega a 5. Nos repartimos en 4 balsas y yo voy en una en la que hemos pedido un poco más de diversión. Por ese motivo o por casualidad acabamos empotrando el raft en una cueva y saliendo despedidos de él por la corriente sin mayores consecuencias. El resto del trayecto es relativamente tranquilo por un paisaje espectacular empezando por un cañón muy estrecho que se va abriendo a un valle amplio. Por el camino vemos iguanas y nos tiramos al agua varias veces. El río cubre tan poco que a veces el guía tiene que salir de la balsa para empujarla porque ha encallado.


Al final del trayecto, de unas tres horas, nos dan de comer en una casa particular. En el tiempo que hemos estado en el río Lorena y Juana han estado dando botes con el camión por la carreteras locales. Volvemos directos a Rantepao a dormir nuestra última noche en Toraja y después de dar una vuelta por el pueblo para hacer alguna compra cenamos otra vez en el café Aras.

22 de agosto

De nuevo tenemos un día de transición volviendo en las furgonetas a Makassar, y aunque por algún motivo se me hace más corto el trayecto, sigue siendo una pequeña paliza. Nos quedamos en el hotel Aston Makassar y salimos a cenar todos juntos. Nos invita la agencia local a un local chino de pescado y marisco. También nos regala un paquete de café.

23 y 24 de agosto

Damos un paseo por la mañana por los alrededores del hotel, hacemos las últimas compras y empezamos el camino de regreso que enlazará 4 vuelos. Makassar-Jakarta (2 horas), Jakarta-Estambul (11 horas), Estambul-Madrid (4 horas) y Madrid-Coruña (1 hora). Sumando las escalas son casi 36 en total.





El grupo

Hemos formado un grupo muy compacto y estado muy a gusto todos con todos, que no siempre es fácil. Mi examen final es saberme los nombres de todos: Víctor, Dolors, Miguel, Dora, Jesús, Montse, Meli, Miriam, Alberto, Gloria, Glo, Juana, Mar, Noemí y Eva. Ha sido un auténtico placer viajar con vosotros.

La gastronomía

Casi no he hablado en toda la crónica de la gastronomía local porque no hay mucho que contar. Los propios guías nos dicen que comen para alimentarse, no por placer, y con frecuencia cocinan lo mismo para las tres comidas del día.

En casi todos los sitios locales que paramos la oferta no es muy grande y casi siempre la misma: arroz, fideos de arroz o yuca, pollo, verduras a veces con huevo y poco más, en diferentes combinaciones. Además, dependiendo de la zona -musulmana, hinduísta…-, hay restricciones para comer cerdo o vaca. Y en un país de miles de islas muy poco pescado y marisco.

Alien: el 18º pasajero

Nada más llegar a casa nos hacemos un test. Los dos tenemos COVID.

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